lunes, 3 de diciembre de 2012

3 de Diciembre



“El papa Pío X nombró a san Francisco Javier como Patrono de todos los misioneros porque fue sin duda uno de los misioneros más grandes que haya existido, siendo llamado con justa razón el ‘gigante de la historia de las misiones’.
San Francisco empezó a ser misionero a los 35 años y murió de sólo 46.
En once años recorrió la India (país inmenso), el Japón y varios países más. Su deseo de ir a Japón era tan grande que exclamaba: ‘si no consigo barco, iré nadando’”.


Al entrar Jesús en Cafarnaúm, se le acercó un centurión, rogándole: “Señor, mi sirviente está en casa enfermo de parálisis y sufre terriblemente”. Jesús le dijo: “Yo mismo iré a sanarlo”. Pero el centurión respondió: “Señor, no soy digno de que entres en mi casa; basta que digas una palabra y mi sirviente se sanará. Porque cuando yo, que no soy más que un oficial subalterno, digo a uno de los soldados que están a mis órdenes: ‘Ve’, él va, y a otro: ‘Ven’, él viene; y cuando digo a mi sirviente: ‘Tienes que hacer esto’, él lo hace”. Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que lo seguían: “Les aseguro que no he encontrado a nadie en Israel que tenga tanta fe. Por eso les digo que muchos vendrán de Oriente y de Occidente, y se sentarán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob, en el Reino de los Cielos”.



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